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¡Un corazón dispuesto a servir!

¿Cuánto estás dispuesto a servir? Pregunta difícil que nos coloca en un lugar incómodo, pues la mayoría de los seres humanos entienden que el servicio es algo que se da a cambio de alguna otra cosa. Se entiende como un intercambio de intereses, que no necesariamente tiene relación con el dinero, pero sí con el ego, ambición y otras intenciones que no siempre están a  la vista. Sin embargo, todas ellas tienen algo en común: tienen fecha de caducidad, aunque ahora mismo no sea la intención.

En la mayoría de los países latinoamericanos, e incluso en algunas partes de los EEUU, la palabra servicio hace primero referencia a una persona que se le contrata para que asee o limpie la casa de la persona que paga; en otros casos, se usa como término despectivo, incluso en diminutivo para limitar algún tipo de relaciones o situaciones.

Sin embargo, el servicio es mucho más que eso. Es mucho más profundo y significativo, además de importante, porque no solo muestra nuestro estado interno o nuestra conciencia, sino que nos enseña al mundo quienes somos realmente, más allá de las apariencias, pues un servidor, de corazón, no necesita intención ni incentivo, sino que lo hace por el nacimiento y crecimiento de una semilla que se llama amor, que nace y crece alimentándose de la Palabra de Dios.

Qué es realmente servir

En Lucas 22:27, la Palabra nos hace una importante enseñanza, que viene del propio Jesús, “Porque, ¿cuál es mayor, el que se sienta a la mesa, o el que sirve? ¿No es el que se sienta a la mesa? Mas yo estoy entre vosotros como el que sirve”, haciendo clara referencia, que aun siendo el hijo de Dios, vino entre nosotros a servir, pues en su entrega, estaba la muestra de amor más grande que ha existido sobre la tierra.

Es en este punto que comenzamos a asociar el servicio con amor y se demuestra de muchas maneras. Servir es sembrar buenas semillas, siempre y sin descanso aunque sean otros los que recojan y saboreen de esos frutos. Es atender a cualquiera que lo necesite, sin importar si pueden o no devolvernos el favor. Es mucho más que dar lo que tienes en tus manos. Es dar desde nuestro corazón lo que tal vez a nosotros nunca nos dieron y siempre anhelamos. Es brindar afecto, bondad, cordialidad, apoyo, amor, alegría, respeto, gratitud, sinceridad, honestidad, optimismo, confianza, esperanza y algunas veces, ayuda material.

Es por eso que debemos reflexionar sobre la importancia de estar dispuesto a ayudar a los demás sin reservas, cambiar nuestro concepto de servicio e identificar dónde y cuándo tenemos la oportunidad de servir, pues es una bendición que puede marcar la diferencia en la vida de alguien más, que trae gratitud y satisfacción personal, sabiendo que servir es en verdad esa actitud y predisposición de querer dar más de lo que hemos recibido en la vida y de la vida.

La vida siempre nos presenta oportunidades para ser útiles a los demás, pero debemos estar abiertos a ellas sin importar las circunstancias, no solo es una responsabilidad, sino también una forma de enriquecer nuestras vidas y contribuir positivamente a nuestro alrededor. Dedicarnos a causas más grandes que nosotros mismos, dispuesto a sacrificar tiempo, energía e incluso la propia vida en beneficio de los demás, así como lo hizo Jesús.

Servir es, además, una forma de adoración. Es una forma de expresar gratitud por lo que Jesús ha hecho por nosotros y compartir el amor y la gracia que se nos ha dado, por lo que debemos llenarnos de su amor, experimentar su misericordia, percibir su cercanía y entender que él ha estado transformando nuestras vidas, aun cuando no se lo hayamos percibido. Servir es una forma de ser grande en el mejor de los términos, pues imitar la vida de quien dio la vida por ti, hace de nuestra vida, una vida con propósito. “El que quiera ser grande entre vosotros, será vuestro servidor.” Mateo 20:26.

No existen días especiales para servir. No hay días en el calendario marcados para hacer una buena obra de servicio para alguien. Todos los días, mientras tengas la bendición de abrir tus ojos, tienes la oportunidad de servir. No importa tu condición, diagnóstico, problema o situación, si abres suficientemente los ojos, podrás darte cuenta que a tu lado existe alguien que desearía tener tus oportunidades, sería agradecido por tener tus bendiciones, y le encantaría estar en tu lugar para poder ayudar y servir a otros tal cual Jesús lo hizo con nosotros. Marcos 10:45 “Porque el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para dar su vida en rescate por muchos.”

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