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¡Disfruta el proceso!

“Estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo”

Filipenses 1:6

A mi hijo menor, Kristopher, le fascinan los “pancakes”; Así que, todos los sábados al despertar, entra a la cocina, busca los huevos, la harina, la mantequilla y todo lo necesario para prepararle su desayuno favorito. No obstante, cierto sábado, me encontraba algo atareado con mi trabajo, por lo que olvidé completamente prepararlos, por lo que minutos más tarde, se acerca mi chico, preguntando por qué no estaban listos sus “pancakes”; “Papá, pero te dejé todo listo para que los hicieras” me dijo, con cara triste, por lo que respondí: “Ven, te voy a enseñar el proceso.” Regresamos a la cocina, y paso por paso le mostré el proceso para preparar sus “pancakes” y queden justo cómo le gustan. Pasando unos segundos, me miró algo serio y me dijo: “Papá, perdóname. No sabía que había que hacer tantas cosas para prepararlos”.

A pocos, les gustan o disfrutan de los procesos. Cuando deseamos algo, la gran mayoría de las veces queremos obtener resultados inmediatos, o queremos ser gratificados instantáneamente. Anhelamos alcanzar cosas, sin pasar por los pasos a seguir para adquirirlas. Queremos disfrutar de los frutos, pero sin pasar el trabajo de sembrar y cosechar lo que queremos. Muchas veces se nos olvida que en la vida, todo tiene un proceso, y lo peor es que otras tantas veces, los procesos fueron, son y serán incómodos, difíciles y hasta imposibles de entender. Sin embargo, en Dios, todos los procesos tienen un objetivo: ayudarnos a crecer, caminar y confiar en Él.

Hoy, quiero compartir contigo tres consejos que te ayudarán a confiar en los procesos de Dios para tu vida y estos son:

Primero, aprende a mirar las cosas cómo Dios las ve. Habrá situaciones en nuestra vida que por más que las tratemos de analizar, no harán ningún sentido. El problema es que nuestra naturaleza limitada no nos permite ver las cosas cómo Dios las ve. 2da de Corintios, 4:18 dice: “18 no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” Por lo tanto, esas situaciones que ante tus ojos no hacen sentido, posiblemente hacen perfecto sentido en Dios. Por lo tanto, no mires la dificultad, sino mira el Dios que es mayor que cualquier problema o circunstancia. 

Segundo, aprende a esperar. Los procesos en Dios toman su tiempo. Ahora bien, Dios es un Dios de orden, El hace las cosas no cuando queremos, sino cuando Él entiende que son apropiadas. Habacuc 2:3 dice: “3 Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.” Por lo tanto, sé paciente. Dios te dará todo lo necesario de acuerdo a su perfecta voluntad.

Tercero, aprende de cada proceso de tu vida. Cada etapa, en tu andar con Dios, traerá un resultado maravilloso en tu vida espiritual. Sin embargo, es necesario aprender a no saltar pasos. Si tratamos de evitar procesos incómodos en nuestra vida, corremos el riesgo de dejar áreas incompletas que nos impedirán crecer a lo próximo de Dios. Romanos 5:3-5 dice: “3 Y no solo esto, sino que también nos gloriamos en las tribulaciones, sabiendo que la tribulación produce paciencia; 4 y la paciencia, prueba; y la prueba, esperanza; 5 y la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado.” 

Por lo tanto, en Dios, cada proceso tiene un resultado, y cada paso de nuestra vida traerá consigo fe, esperanza, sanidad, restauración y victoria. ¡Disfruta el proceso!

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