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La misión de Jesús

Uno de los objetivos principales como iglesia es conocer sobre la misión de Jesús y nuestra responsabilidad como discípulos suyos. Pero antes de hablar de la misión de Jesús, es importante entender quiénes somos como discípulos.

¿Qué es un discípulo?

En términos sencillos, un discípulo es un seguidor de alguien. En el contexto cristiano, un discípulo es alguien que sigue a Jesús y sus enseñanzas. Pero no solo eso, un discípulo también está comprometido en llevar a cabo la misión de Jesús en el mundo.

Ahora bien, ¿por qué debemos ser discípulos? La respuesta es simple: porque Jesús nos llamó a seguirlo. Él dijo: “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame” (Mateo 16:24). Como discípulos de Jesús, hemos sido llamados a dejar atrás nuestro egoísmo, nuestras ambiciones y seguirlo. Y la razón por la que Jesús nos llama a seguirlo es porque él es el camino, la verdad y la vida (Juan 14:6).

Entonces, ¿cuál es la misión de Jesús?

En Lucas 4:18-19, Jesús dijo: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor”. La misión de Jesús es llevar la salvación a toda la humanidad. Él vino a sanar, a liberar, a rescatar, a perdonar, a restaurar y a transformar a las personas.

Y como discípulos suyos, también somos llamados a participar en su misión. En Mateo 28:19-20, Jesús dijo: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”. Como discípulos, debemos compartir el evangelio, hacer discípulos, enseñar y ser testigos de Jesús en todo el mundo.

Como discípulos de Jesús, tenemos una gran responsabilidad de llevar a cabo su misión en el mundo. Debemos estar dispuestos a negarnos a nosotros mismos, tomar nuestra cruz y seguirlo. Debemos ser testimonios vivientes de la gracia de Dios en nuestras vidas y llevar la buena noticia a aquellos que aún no la han escuchado. Así que, pidamos al Señor que nos dé la fuerza, la sabiduría y la gracia para cumplir su voluntad y llevar a cabo su misión en el mundo.

Preguntas de discusión grupal

  1. ¿Cómo puedes aplicar el llamado de Jesús a ser discípulo en tu vida diaria?
  2. ¿Qué te motivó de la misión de Jesús y cómo te gustaría participar en ella?
  3. ¿Cómo puedes compartir el evangelio y hacer discípulos en tu entorno, ya sea en tu familia, trabajo o comunidad?
  4. ¿Cuál es tu cruz personal que debes tomar para seguir a Jesús y cómo puedes hacerlo con fe y perseverancia?
  5. ¿Cómo la gracia de Dios ha transformado tu vida y qué testimonio puedes compartir con aquellos que aún no conocen a Jesús?

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