Skip to content Skip to sidebar Skip to footer

¡Atrévete a dar el paso!

Recientemente, decidí retomar la práctica de uno de mis deportes favoritos, el fondismo. Me fascina correr en la mañana, antes de comenzar mi rutina diaria de trabajo, particularmente debido a que por unos treinta a cuarenta minutos mi mente está completamente ocupada pensando en mi ritmo, respiración, distancia y tiempo. En ese corto periodo de tiempo, no hay preocupaciones, ni ansiedades, ni complicaciones. El único objetivo en mi mente es llegar a esa meta final. Y aunque correr conlleva cierta disciplina física, los que han practicado este deporte consistentemente saben que el fondismo requiere no sólo aptitud física, sino gran disciplina mental. 

Curiosamente, la parte más difícil de toda carrera, sea corta o larga, no es la carrera como tal. La parte más difícil siempre será dar el primer paso y comenzar a correr. Salir de ese momento de comodidad, donde el cuerpo está en estado de descanso para realizar un trabajo extenuante y agotador, es muy difícil. Pero cuando tomamos la decisión, nos ponemos los zapatos de ejercicio y salimos afuera y damos ese primer paso, es ahí cuando nuestro cuerpo aceptará que ya no hay marcha atrás: ahora es sólo ir hacia delante. 

“…la parte más difícil de toda carrera, sea corta o larga, no es la carrera como tal. La parte más difícil siempre será dar el primer paso y comenzar a correr.”

Ahora bien, toda persona que ha corrido distancias largas sabe que la disciplina mental es muy importante. Hay tres actitudes que todo corredor tiene que dominar para ser exitoso en el deporte. La primera actitud es enfocarse en el futuro: basamos nuestro esfuerzo en cuantas millas me quedan, o cuán rápido estoy corriendo. El problema de esta actitud es que cuando comienzas la carrera, ya estás deseoso de terminar. Tu enfoque está en alcanzar la meta lo más rápido posible, y usualmente, esto causa que muy pronto estés agotado y sin ánimo de continuar, ya que diste tu mejor esfuerzo al principio y te quedas sin fuerzas rápidamente. La segunda actitud es enfocarse en el pasado: comenzamos a contar las millas desde que partimos, mirando cuán lejos hemos llegado. El problema de esta actitud es que empiezas a mirar los defectos de tu caminar anterior, y comienzas a ajustar tu tiempo y esfuerzo no enfocado en la meta, sino en tu ejecutoria hasta ese momento. Esto te hará ir cada vez más y más lento, porque estás evaluando por donde has pasado, ajustando y criticando tu ejecutoria en todo momento. Entonces te das cuenta que no diste lo mejor de ti, porque pensaste más en las millas que has corrido y cuán bien lo has hecho. Ahora bien, la actitud correcta es enfocarte en el presente. Esta actitud te hace evaluar dónde te encuentras en ese preciso momento; cuál es tu ritmo, tu velocidad y tu tiempo. Evalúas no cómo te sentiste hace treinta pasos atrás, y tampoco cuánto te falta por llegar a la meta. Es ahí cuando comienzas a tomar decisiones correctas que te ayudarán no sólo a correr, sino a finalizar la carrera ya que pudiste determinar en qué etapa de la carrera te encuentras, lo que te dará la energía y el ánimo para continuar de manera consistente.

De esa misma manera somos en nuestra vida espiritual. Sabemos que tenemos una carrera por delante que correr, y también sabemos que necesitamos movernos a favor de nuestras familias y nuestra comunidad. Pero ¡qué difícil es dar ese primer paso! Cuando vemos la dificultad que enfrentaremos, preferimos quedarnos en el descanso espiritual, pensando que es suficiente. Pero esto es un error que muchos hemos cometido en nuestras vidas. Dice la Palabra en Filipenses 3:13 y 14: “Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, 14 prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús.”. Pablo les está diciendo a los filipenses: ¡olvida lo que quedó atrás! Quizás fallamos, o no dimos lo mejor de nosotros. Pero no importa. Lo que importa es que te extiendas hacia la meta. Sólamente así podrás alcanzar ese supremo llamamiento de Jesús para tu vida y para tu casa. Pero lo importante es extenderse. No hay tiempo para estar en descanso. Es tiempo de caminar conforme a nuestro propósito.

De esta misma manera, te quiero preguntar: ¿Qué pasos estás dando HOY en tu vida espiritual? Quizás tu pasado ha estado lleno de obstáculos y de pruebas que te han causado disminuir tu velocidad. O a lo mejor estás mirando a lo que te falta por delante, y miras esa meta y la ves tan, pero tan lejos, que tratas de dar un esfuerzo mayor al que puedes dar con tal de alcanzar esa meta que deseas en Dios. Mi consejo para ti es que hoy te enfoques mejor en el presente: ¿qué pasos estás dando para caminar hacia el propósito de Dios para tu vida? Te puedo asegurar algo: cuando miras el presente de tu caminar en Dios, podrás ver lo bueno, bondadoso y fiel que Dios es en todo momento. Así que te exhorto hoy a que salgas del desánimo y estancamiento espiritual, te pongas los “tennis” espirituales y ¡comienza a correr! No importa si vas muy lento, o muy rápido, lo importante es que estés corriendo. Te aseguro, que tarde o temprano, llegarás a la meta que Dios ha trazado para ti, para tu casa y para tu familia.

En Salt&Light queremos darte la oportunidad de que crezcas en el propósito de Dios para tu vida. Así que, si no sabes cuál paso dar, te queremos ayudar. Visita nuestra página de “Próximos Pasos” en este enlace para que conozcas cuál es el próximo paso para tu vida espiritual.

Leave a comment

¡Suscríbete a nuestra lista de correo!