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Enfrentando nuestros gigantes

Todos los días, desde que nos levantamos hasta que regresamos a nuestro descanso en la noche, nos tenemos que enfrentar a un sinnúmero de situaciones que tienen la capacidad de impulsarnos o detenernos. Cada situación, grande o pequeña, puede desenfocarte o desviarte, pero si tienes la perspectiva correcta, pueden impulsarte y guiarte.

No obstante, hay situaciones que por más que luchamos y por más que nos preparamos, parecen ser imposibles de vencer. Y para poder vencerlas, tenemos que cambiar no solamente nuestra actitud, sino también cómo enfrentar estos gigantes. Por lo tanto, hay tres cosas que puedes hacer para poder vencer estos gigantes.

#1. Aprende a identificarlos.

Muchas veces, nuestros gigantes son literalmente gigantes: cosas grandes, fáciles de reconocer e identificar, que se enfrentan en nuestro camino. No obstante, hay gigantes que toman otras formas en nuestra vida y no son tan fáciles de identificar. En 1ra de Samuel 17, la Palabra nos narra que el pueblo de Israel se encontraba en una batalla contra los filisteos, una nación fuerte y temida por todos. De repente, del campamento de los filisteos, sale un príncipe llamado Goliat, y lanza un reto:

10 Y añadió el filisteo: Hoy yo he desafiado al campamento de Israel; dadme un hombre que pelee conmigo. 11 Oyendo Saúl y todo Israel estas palabras del filisteo, se turbaron y tuvieron gran miedo.

Por lo tanto, un gigante puede ser todo aquello que nos causa “gran miedo”. Es importante entender esto, porque los gigantes pueden venir de muchísimas formas y maneras a nuestra vida. Un gigante puede ser una enfermedad, o una situación económica. Puede ser una situación en el trabajo o una situación familiar. El detalle es que los gigantes pueden causar miedo en nuestra vida. Y el efecto principal del miedo es que nos paraliza y nos detiene. Por lo tanto, cuando exista algo en tu vida que te cause miedo, se trata de un gigante que tienes que vencer. Afortunadamente, la Palabra nos dice en 2 Timoteo 1:17:

Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.

#2. Los gigantes se vencen espiritualmente

La historia en 1ra de Samuel narra que David, al enfrentarse a Goliat, decidió tomar una honda y una piedra, lo que causó la burla de todos, incluyendo a los mismos israelitas. Con esa honda, el pequeño e indefenso David lanzó una declaración importante:

“Tú vienes a mí con espada, lanza y jabalina, pero yo vengo a ti en el nombre del Señor Todopoderoso.”1 Samuel 17:45

Por lo tanto, tenemos que entender que Dios nos da herramientas espirituales para batallar en contra de nuestros gigantes. David tenía a su disposición todas las armas y todo el ejército de Israel; pero no fue con nada de eso que venció, sino a través de la fuerza del Espíritu de Dios. Nuestro Padre nos da, a través de su Espíritu, la fortaleza, la estrategia y la manera de derrotar a nuestros gigantes. Pero es importante entender que Dios usó lo pequeño que David tenía en sus manos para derrotar a ese gigante. A veces pensamos que lo que tenemos es poco, o insuficiente. Pero a través de esta historia, podemos entender que lo que para nosotros parece pequeño, para Dios es suficiente para derrotar fortalezas y argumentos en nuestra vida. ¡Usa lo que Dios puso en tus manos!

#3. A los gigantes hay que eliminarlos por completo

Es importante entender que lo que David hizo con la honda y su pequeña piedra fue solamente herir al gigante lo suficiente para que cayera al suelo. Pero en los versículos 50 y 51, la Palabra narra que David se acercó, y tomando la misma espada de Goliat, le cortó la cabeza:

50 Así venció David al filisteo con honda y piedra; e hirió al filisteo y lo mató, sin tener David espada en su mano. 51 Entonces corrió David y se puso sobre el filisteo; y tomando la espada de él y sacándola de su vaina, lo acabó de matar, y le cortó con ella la cabeza. Y cuando los filisteos vieron a su paladín muerto, huyeron.

De esa misma manera, Dios nos da la valentía y la capacidad de herir a nuestros gigantes, pero no nos atrevemos a dar el paso final y terminarlos. Es por eso que vez tras vez, podemos pensar que vencimos a los gigantes en nuestra vida, pero si no damos el paso final de destruir al enemigo de nuestra alma, éste se volverá a levantar y vez tras vez llenará de miedo nuestra vida y nuestro corazón. Es por eso que a veces comentemos el error de dejar que los gigantes en nuestra vida caigan al suelo, pero los dejamos ahí, moribundos, pensando que el trabajo se ha terminado, para tiempo más tarde ver que ese gigante está de vuelta asechando nuestra vida. Por lo tanto, decide hoy mismo renunciar a tu gigante, mirarlo cara a cara y cuando caiga al suelo, toma tu espada y levántate en fe a favor de tu familia y de tu casa. Solamente así derribaras a tu gigante y encontraras la victoria en el Señor.

Preguntas de discusión personal

  1. ¿Hay algún gigante en tu vida hoy que te causa demasiado temor?
  2. ¿Cuáles son tus gigantes?
  3. ¿Qué cosas necesitas cortar de cabeza de tu vida para que ese gigante no se levante más?

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