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Dios de oportunidades

Existe un dilema muy amplio con respecto a las oportunidades. Algunas personas piensan que cuando pasan ya no regresan; otros piensan que vuelven o simplemente siempre hay otra oportunidad. Sin embargo, en ambos casos, podemos estar acertados y errados al mismo tiempo, pues no se puede hablar de absolutos en todos los casos.

Ciertamente, pareciera que en ocasiones existen oportunidades que suceden una sola vez en la vida, para objetivos bien específicos. Por ejemplo, si cuando niño no pudiste asistir a tu graduación de kindergarten, obviamente asistir a ese evento en el pasado es imposible. Sin embargo, tendrás la oportunidad de asistir a tu graduación de escuela superior, por lo que tienes otra oportunidad para esa nueva etapa.

Como podemos observar, la diferencia se encuentra en cuál de los dos aspectos enfocamos nuestro análisis, si es en la “graduación” o es en el “kindergarten”, pues para el primero habría más oportunidades, pero para el otro quizás no muchas, pero ambas, sin ser absolutas.

Así como en las situaciones, sucede más o menos parecido con personas y algunas cosas materiales. Las oportunidades van y vienen dependiendo de lo que nuestra vanidad y ego estén dispuestas soportar y esperar, pues algunas veces estaremos satisfechos y otras muchas, no desmayaremos hasta conseguir lo que deseamos a nuestra manera y voluntad.

“…Cada mañana que conseguimos abrir nuestros ojos, cuando hacemos conciencia de que estamos vivos, Dios nos está regalando una nueva oportunidad, la de hacer las cosas distintas, tanto para su honra y gloria como para nuestro propio bien.”

Ahora bien, todas las oportunidades están limitadas “por el tiempo” y “en el tiempo”, entendiendo el primero como la ocasión, lugar, situación o ambiente y el segundo como el momento exacto, año, día, hora, minuto y segundo exacto, por lo que para que una oportunidad real exista, ambas deben coincidir, bien sea de manera forzada o espontánea. Eclesiastés 3:1 “Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora”.

Así como sucede en el mundo material, en el mundo espiritual no existe mucha diferencia; sin embargo, a veces pensamos que las oportunidades de Dios son únicas y las dejamos pasar, pero lo bueno es saber que para Dios, todas las mañanas son nuevas oportunidades para disfrutar de su fidelidad”. Lamentaciones 3:23.

Esto quiere decir, que cada mañana que conseguimos abrir nuestros ojos, cuando hacemos conciencia de que estamos vivos, Dios nos está regalando una nueva oportunidad, la de hacer las cosas distintas, tanto para su honra y gloria como para nuestro propio bien.

¡Si! Todos los dias, son dias de dar gracias, por lo mucho o por lo poco, para hacer el bien, para amar, incluso a quien pueda no merecerlo; de dar y recibir el perdón de aquel familiar, amigo, conocido, cónyuge que nos hizo algo y lo guardamos en nuestro baúl de resentimientos. Tiempo de reflexionar sobre nuestros pecados, o al menos de descubrir que están allí pacientemente por ser perdonados todos los días.

¡Si! Todos los días tienes la oportunidad de descubrir que existe un Dios que te espera, como hijo pródigo que regreses a casa, y si no tienes fuerzas para regresar,  el con anhelo espera que abras la puerta y le dejes entrar. Tienes la oportunidad de nacer nuevamente y ser nueva criatura, redimida y justificada.

¡Sí! Todos los días tienes la oportunidad de descubrir que eres amado por tu creador desde antes que nacieras o tuvieras conciencia, de su justicia, de descubrir que si llegaste hasta hoy es por que aun no ha terminado su obra contigo, de entender que si aún estás entre nosotros aun tienes un propósito, pero tienes sobre todo, la oportunidad de salvarte para toda la eternidad.

Mientras estés “en el tiempo”, descubrirás que estás lleno de oportunidades para acercarte a Dios y descubrir todo lo bueno que tiene para ti. Sin embargo, llegará el día que el tiempo se detenga y su fidelidad seguirá presente para quienes le aceptaron y creyeron, y para los que dejaron pasar su oportunidad de vivir eternamente. Hebreos 12:17 “Porque ya sabéis que aun después, deseando heredar la bendición, fue desechado, y no hubo oportunidad para el arrepentimiento, aunque la procuró con lágrimas.”

Si  llegaste hasta el fondo de estas líneas, creyendo que no había más oportunidades, Dios te dice: ¡hoy es el mejor día para creer que es tu oportunidad! ¡Ven y ve!

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