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Evita las distracciones

Etimológicamente hablando, las distracción es la acción del verbo distraer, que proviene del latin “distrahere”, donde “dis” significa separación por multiples vias y “trahere” significa arrastrar o tirar, por lo que la distracción es entonces lo que te arrastra o te aparta de una realidad por múltiples y diferentes vías.

En un mundo como el actual, donde somos bombardeados constantemente por todos lados pero sobre todo a través de las redes sociales, es fácil ser arrastrado por cualquier vía que nos desvíe la atención, no solo en nuestras cosas cotidianas sino también, en asuntos más profundos y delicados.

No lo notamos, pero actualmente el adulto promedio invierte como mínimo (si es que se le puede llamar inversión) tres horas de su día en redes sociales solo con el objetivo de entretenerse o distraerse; aún así, el 96% de las personas no tiene un ápice de noción del transcurrir del tiempo, lo que termina afectando nuestro rendimiento durante el día, para luego desear tener algunas horas extras para hacer las cosas que dejamos pendientes por nuestro mal uso del tiempo.

Es importante aclarar, que no solo hacemos mal uso del tiempo con las redes sociales. Existe una gran cantidad de tiempo que utilizamos para cosas sin propósito, con el objeto de satisfacer nuestro ego y vanidad y seguir corrientes sociales o estándares globales en busca de aprobación y aceptación que nos hagan sentir que la vida tiene algún sentido ante los ojos del mundo; es decir, nos distraemos en cosas temporales que se acabarán con nuestro paso por la humanidad. Colosenses 3:2 “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”

Puede ser paradójico, pero en ocasiones, solemos creer estar haciendo cosas importantes, y podemos sentir que estamos en el camino correcto y sin embargo seguir distraídos en el mundo, sin darnos cuenta que nuestro tiempo se agota para comenzar a invertir tiempo en algo mucho más valioso: nuestra salvación y eternidad. Efesios 15:16 “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos”.

“Puede ser paradójico, pero en ocasiones, solemos creer estar haciendo cosas importantes, y podemos sentir que estamos en el camino correcto y sin embargo seguir distraídos en el mundo, sin darnos cuenta que nuestro tiempo se agota para comenzar a invertir tiempo en algo mucho más valioso: nuestra salvación y eternidad.”

Existe una fábula de un niño pobre, que quería estudiar y graduarse para conseguir un trabajo y hacer dinero. Por mucho tiempo consiguió evitar las distracciones de las fiestas y las salidas con amigos para enfocarse en su carrera, acumular todo el dinero posible para cuando envejeciera poder complacer y satisfacer sus años de “sacrificio”; sin embargo luego de tantos años haciendo lo “correcto” sin distracciones aparentes, un día cualquiera yendo a su trabajo muere en un accidente, acabando trágicamente con la fábula.

La historia, a pesar de ser muy corta y lúgubre, encierra en sí la historia de cómo muchos de nosotros pasamos por la vida; nos gastamos el tiempo detrás de las cosas materiales, enfocados en metas de este mundo, que si bien muchas de ellas son necesarias e indispensables para el sustento diario, ninguna nos prepara para la vida después de la muerte; que llegan justo como en la fábula, de repente y de la nada, y nos enfocamos en estar preparados para cualquier tipo de evento o suceso en nuestra carne distrayendonos del objetivo más importante: nuestra vida eterna.

Lamentablemente, vivimos en el “hoy no, mañana sí”; en el “quizás la próxima vez”; en el “aún estoy joven”; en el “aún hay tiempo”; en el “más tarde”; postergando nuestro acercamiento con Dios, dando prioridad al carro nuevo, la casa de los sueños, las vacaciones del año, la ropa de moda y las fotos en la redes, para que algunos vean cuán importante, feliz y afortunados somos al poder exhibir nuestros “logros”. 1 Corintios 7:35 “Esto digo para su propio beneficio, no para imponerles restricción, sino a fin de que tengan orden y constante devoción al Señor sin distracción.”

Es por esto que se hace necesario entender, que la edad que tienes, no son los años que cumpliste, son por contrario los que ya viviste y que no regresaran, los que tienes, son los que restan y solo Dios sabe cuántos realmente tienes.

Hermano, el tiempo se agota, es por eso que el trabajo, el dinero, las cosas materiales, el tiempo de ocio, todo puede ser una distracción si no aprendemos a darle el valor correcto y el tiempo correcto a las cosas. Filipenses 4:8 “8. Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.

¡Evita las cosas que te distraen del cielo y busca lo que te acerca a Dios hoy!

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