Actualmente, debido a la gran velocidad con la que ocurren las cosas, a la inmediatez de la información (o desinformación), o la globalización, nuestras vidas se encuentran en una aceleración constante, todo lo que sucede a nuestro alrededor nos estimula para seguir en ese círculo vicioso de querer vivir y sentir todo en un instante.
Para los seres humanos en general, es bastante fácil distraerse y desenfocarse de cualquier cosa debido a la cantidad de estímulos que nos llegan desde afuera. Estos nos desvían la atención hacia miles de cosas, personas y lugares, pero más importante, nos hacen perder de vista las cosas verdaderamente valiosas, las que las damos por seguras y que en ocasiones consideramos de mucho menos valor.
Los humanos necesitamos constantemente recordar, valorar y mantener presente lo que es realmente valioso aun en medio del desenfreno global, que nos hace creer por ejemplo que necesitamos un automóvil del año incluso antes que respirar, o nos hace creer que los seguidores en las redes son más importantes que la familia con la que compartimos techo. La Palabra en Colosenses 3:2 claramente nos dice : “Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.”
Otras veces olvidamos lo valiosos que somos, lo afortunados, dichosos y cuán bendecidos somos cada día de nuestras vidas, y lo olvidamos o ignoramos sencillamente por que lo tenemos y creemos que por tenerlo es nuestro derecho y que no se nos puede arrebatar o no lo podemos perder en cualquier momento. Pero tenemos que preguntarnos, ¿Cuándo fue la última vez que te diste cuenta que hoy tienes la bendición de leer esto cuando muchas no personas ni siquiera despertaron?
Vivimos en un círculo vicioso que nos desvía la atención de las cosas realmente valiosas en la vida y la mayor parte del tiempo nos enfocamos en lo que está mal. Quiere decir, nuestras mentes fácilmente se enfocan en lo que está mal, lo que anda mal, en lugar de enfocarnos en lo que está bien.
Por lo tanto, debemos aprender a enfocar nuestra perspectiva a las bendiciones de Dios y no a los problemas del mundo, como dice la palabra en Filipenses 4:8 dice:
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Pasamos demasiado tiempo estresados en el trabajo, la ropa, calzados y joyas, fama y dinero. Soñamos con casas y con yates, confiando en que eso llenará nuestro vacío, asegurando que esto nos hará felices y plenos. No existe una mentira más trabajada y mal fundamentada que ésta, enfocamos nuestra total atención en lo que nos falta y no en lo que tenemos, que es mucho más de lo que podemos imaginar como dice la palabra en Lucas 12:22-23 “Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. La vida es más que la comida, y el cuerpo que el vestido.”
Ciertamente la vida es mucho más que lo material que nos rodea. Seguramente en algunos casos nos alivia un poco la carga del día a día. Sin embargo, ¿Cuántas personas con dinero no están en depresión? ¿Cuántos famosos no han acabado con su vida? ¿No te llama la atención que a pesar de tener todo han acabado muy mal a pesar de tener todo lo que el mundo les ofrece?
La palabra nos recuerda en 1 Juan 15:16 “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo.”
Ahora, pregúntate lo siguiente y sé sincero contigo mismo: donde está tu enfoque ahora mismo, ¿te acerca o te aleja de Dios?
