Superar, una de las palabras más usadas y con mayor diferencia de significados que se la pueden asignar a un verbo, representa en sí mismo el deseo de querer pasar, resaltar, terminar, acabar, seguir, continuar, vencer, ganar o aventajar en cualquier etapa o contexto de la vida humana, convirtiéndose para algunos en un sueño, para otros una barrera y para muchos una limitación.
Cada ser humano interpreta “superar” con un significado y tiempo distinto. Muchos de nosotros lo relacionamos con pruebas, retos, anhelos, o deseos aun sin cumplir. Quiere decir, que para muchos la superación es algo que se posa en el futuro. Por otro lado, para otros significa situaciones actuales, que están siendo significativas en el presente y necesitan ser resueltas tan pronto como hoy. Pero para otra gran mayoría, significa dejar atrás cargas, sucesos, sentimientos, momentos y recuerdos, que si no son superados, regresan al presente y se proyectan al futuro, afectando todo alrededor.
Es este último grupo, el que tiene más peso a sus espaldas, pues el yugo de la culpa y del remordimiento de eventos no superados terminan cansando y desgastando al cuerpo, la mente y el espíritu, sumergiendo a la persona en un mar de sentimientos y pensamientos encontrados, todos desestabilizadores del presente y que hacen que se ponga en juego y se arriesgue la estabilidad del futuro.
Todos hemos sentido culpa.
Sin duda alguna, todos hemos sentido en algún momento culpa y/o remordimiento, bien sea por consecuencia de nuestras acciones, pensamientos e incluso por nuestras omisiones. Este sentimiento se genera al descubrir que en el pasado pudimos hacer las cosas de una manera diferente, que tuviera resultados diferentes y que nos satisfaría lo suficiente como para estar en paz con nuestra conducta.
La culpa y el arrepentimiento tienen una larga sombra si no son superadas correctamente y a tiempo; quiere decir: cuanto más rápido aceptemos que no podemos deshacer lo que hicimos, dijimos o pensamos, y que además debemos lidiar las consecuencia de esas acciones, estas constantemente influenciaran en nuestro día a día.
“Sin duda alguna, todos hemos sentido en algún momento culpa y/o remordimiento, bien sea por consecuencia de nuestras acciones, pensamientos e incluso por nuestras omisiones. Este sentimiento se genera al descubrir que en el pasado pudimos hacer las cosas de una manera diferente, que tuviera resultados diferentes y que nos satisfaría lo suficiente como para estar en paz con nuestra conducta.”
Ahora bien, tanto la culpa como el remordimiento tienen un lado positivo gigante, y es el reconocimiento de que hemos fallado. Por ejemplo, cuando pecamos, (aquel pecado que cometemos de vez en cuando y aquellos que cometemos a diario), cuando son descubiertos por nuestro propio ser o alguien nos lo hace entender, nos da la posibilidad de arrepentirnos de ellos, pero sobre todo de pedir perdón.
Es en este punto donde tendremos mayor diferencia en cómo superar la culpa y el remordimiento, pues para las personas que no viven a Cristo, ambas pueden ser más complicadas de superar. El enemigo es astuto y es especialista en constantemente recordarnos nuestras culpas y fallas, dejándonos en un ciclo vicioso que consume nuestra alma; pero para las personas que viven en Jesús, que viven una vida de arrepentimiento, tienen un mediador que justificara los pecados. Romanos 8:33 “¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica”.
Superar las culpas y el remordimiento tiene que ver también con autoevaluar tus principios, tus ideales, tu modelos y que ejemplos estas siguiendo y comparando, pues, si tu yo más interno sigue los ideales del mundo, el resultado terminará siendo una vida llena de culpas difícil de superar. Pero para quien está en Cristo, mediante la Fe, puede superarlas, pues la justificación y la salvación procede de un regalo de Dios. Efesios 2:8-9 “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.”
Después de superar las culpas y el remordimiento, y aun si estamos en ese proceso, hay tarea por hacer, ya que debemos enfocarnos en lo que dice la Palabra en Filipenses 4:8 “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Por último, te dejaré esta reflexión si estás en Cristo: debemos resistir la tentación de obsesionarnos con nuestras culpas y remordimientos pasados, pues no olvides que cuando aceptamos a Cristo en nuestro corazón, criatura nueva somos. 2 Corintios 5:17 ”De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”.
¿Y tú? ¿Qué esperas para ser una nueva criatura?
1 Comment
Thayger Torres
Alejamdro Cuan alegre mi corazon de ver como Dios ha tocado el tuyo…Dios te fortalezca y continues dando testimono